El gato montés en la encrucijada

Por Antonio Ordóñez

Mucho por aprender aún del gato montés : Algunas respuestas y muchos interrogantes

A veces la ignorancia nos lleva a pensar que sabemos bastante de un animal hasta que un buen día comienzas a indagar y conocer a personas que realmente lo han estudiado y empiezas a aprender. Eso es precisamente lo que me ha pasado con el gato montés (Felis silvestris) y, quizás, cuando leas estas líneas querido lector te pueda ocurrir lo mismo. Estas líneas provienen de las ideas que he recogido de la entrevista que podéis disfrutar con Emilio Virgós Cantalapiedra y José María Gil Sánchez dos grandes especialistas en gato montés.

Científicamente aún hay mucho por conocer sobre este felino, pero se sabe lo suficiente para que podamos preocuparnos por su estado en la península ibérica y además no es sencillo explicar su situación porque como dice el título de este primer capítulo referente a los mamíferos, el gato montés está en una encrucijada.

Cualquiera pensaría que el gato montés era muy conocido y no era objeto de gran preocupación, pero la realidad nos muestra que realmente tan solo se conoce que hay un gato denominado montés, pero tanto la población urbana como la población rural desconocen mucho de esta especie, la han visto poco o creen haberla visto cuando en realidad han visto un gato doméstico parecido a gato montés. Y sí nuestros expertos que lo conocen bien están preocupados, muy preocupados.

Desde hace pocas décadas tenemos una situación de descenso de las poblaciones de gato montés que han descendido notablemente o están desapareciendo o está a punto de desaparecer. Este declive, aunque generalizado en esas regiones, no ha sido detectado al menos en su real intensidad hasta hace relativamente poco.

El gato montés es un buen ejemplo de extinción críptica, tanto como la especie en sí. Es una especie realmente poco conocida y menos atractiva como pueda ser el lince ibérico. Los motivos de esta extinción no están del todo claros pese a que algunas zonas han sido exhaustivamente estudiadas, como la provincia de Granada a cargo de especialistas como José María Gil Sánchez uno de nuestros entrevistados que nos lo comenta en la entrevista. Es basándose entre otros en este estudio y en el censo nacional coordinado por los dos entrevistados donde podemos tener algunas pistas de qué le está ocurriendo a este animal.

Felis silvestris, Fotografía Luis Herrero

El gato montés y el conejo: historia de un declive conjunto

Aunque no se puede, por la información de la que se dispone, generalizar a toda la península si se puede adelantar que probablemente la desaparición del gato montés se deba a un proceso multicausal, aunque puede ser muy influyente la situación de declive del conejo. Esta especie está afectada por una enfermedad hemorrágica-vírica, que, especialmente en el cuadrante suroccidental ibérico, que ha diezmado sus poblaciones. Los conejos son muy importantes en la ecología del gato montés en las zonas mediterráneas, por lo que puede haber influido en el proceso de rarefacción del gato montés. Es precisamente el gato montés del área más mediterránea, que está especializado en cazar conejos, donde el declive de conejo coincide con el declive de gato montés. Sin embargo, las poblaciones de gato montés más septentrionales de la península al alimentarse de un mayor amplio espectro de presas (como varios micromamíferos) no ha experimentado este brusco declive poblacional.

El gato montés y el lince ibérico: paradojas de la conservación.

Quizás al lector se le pudiera ocurrir como a mi en la entrevista relacionar el lince y su recuperación con la del gato montés. El éxito de recuperación del lince ibérico ha sido propiciado por reintroducirlo en zonas con buenas poblaciones de conejo. Pero esta recuperación del lince ibérico en dichas zonas no ha beneficiado al gato montés porque el lince elimina a otros depredadores menores. Así pues, donde los linces ibéricos prosperan, los gatos monteses suelen desaparecer. Actualmente, es posible que haya más linces ibéricos que gatos monteses en Andalucía. Y probablemente la desaparición del gato montés en Portugal esté siendo favorecida por introducción de lince ibérico en este país. Emilio Virgós Cantalapiedra, apunta en la entrevista que sería también , si se dispusiera de la información exacta que el gato montés esté extinto o cerca de la extinción en Extremadura. Así apunta que no es raro que haya varias comunidades autónomas, como Extremadura, que ya disponen de mejores poblaciones de linces ibérico que de gatos monteses y esto puede ir a peor, en la medida que se sigan expandiendo los proyectos de reintroducción de linces ibéricos en zonas de abundancia de conejo que suelen coincidir con las zonas de mejores poblaciones de gatos monteses.

Lince ibérico (Lynx pardinus) Fotografía José Pascual

La situación del gato montés en la península: diferentes situaciones según las áreas

Si nos atenemos a la situación de las poblaciones más septentrionales de la península ibérica podemos decir que no están mal respecto a la situación crítica de las poblaciones del sur peninsular. En las poblaciones de la zona cantábrica y castellano leonesa ni va a crecer el lince, ni la presa principal es el conejo para los gatos monteses y su situación se puede parecer a la que tienen en centro Europa.

En el sur es probable que el gato tenga una situación más delicada que el lince ibérico. Y dentro de las poblaciones de gatos monteses meridionales quizás los de alta montaña puedan resistir mejor la situación al tener un comportamiento depredatorio similar al de los septentrionales. Si embargo, estas zonas de alta montaña están muy fragmentadas. Esto es un problema añadido porque se puede producir endogamia en las poblaciones, u otros procesos aleatorios que aumentan la probabilidad de extinción.

Nuestros ecosistemas están alterados, desestructurados e incompletos y esto es un grave problema para la conservación de las especies.

El gato montés y el lobo ibérico: el problema del depredador apical

La situación de regresión del lobo que sería el depredador apical ordenador de todo el sistema de carnívoros convierte al lince en el depredador apical en muchas zonas meridionales de la península. Eso provoca que donde hay linces en densidades óptimas desaparecen jinetas, garduñas, gatos monteses, es decir carnívoros castigados por este depredador convertido en apical. La complejidad de estos ecosistemas alterados suponen un reto para el gestor de conservación que ha de tener una mirada con muchos ángulos.

Gato montés (Felis silvestris) Fotografía Luis Herrero

El gato montés y el hombre: otra derivada para complicarlo todo.

Dado que hay zonas con abundancia de conejo que tampoco cuentan con buenas poblaciones de gatos monteses, hay otros factores como los humanos que no dejan de ser superdepredadores que interactúan y desequilibran los ecosistemas con el control de conejos y de depredadores. Este control de depredadores ha provocado, sin duda, la desaparición o rarefacción de la especie en zonas importantes para la especie.

La hibridación, con los gatos domésticos

Los gatos monteses españoles presentan unos niveles de hibridación bajos o muy bajos. Esto es posible debido a que, hasta ahora, su situación demográfica es saludable, no haciendo necesario el cruzamiento con sus parientes domésticos. No es descartable, que en zonas con situaciones demográficas más desfavorables, o en el futuro próximo, esta situación pueda ser más común. No obstante, los gatos domésticos no parecen ser una de los motores esenciales del declive y rarefacción de nuestros gatos monteses.

Gato montés, fotografía Adobe stock

Nuestra responsabilidad: proteger al gato montés.

Es difícil en un pequeño capítulo de este monográfico y en una entrevista de apenas poco más de media hora poder resumir la complejidad que supone entender la protección del gato montés en la península ibérica pero ya hay muchos estudios que nos dan algunas ideas para empezar a protegerlo de manera efectiva:

Hay que proteger al gato montés y darle el estatus de protección que necesita y merece. En algunas comunidades ya debería estar catalogado como especie en peligro de extinción. Ahora que ya conocemos mejor las zonas de gato montés estaríamos en el momento adecuado de no introducir en ellas lince ibérico. Una mayor restricción con las campañas de control de depredadores. Ya conociendo dónde está y cual es su estatus podemos elevar su protección legal y trabajar en un plan de conservación de la especie. Las administraciones autonómicas y la administración central han de tomar cartas en este asunto. Ya hay muchas voces desde la ciencia de la conservación que les indican lo que han de hacer catalogar de manera adecuada al gato montés en función del estado estudiado de sus poblaciones con los datos que aporta la ciencia (datos y estudios donde la administración debería financiar los trabajos). En resumidas cuentas, que las administraciones pertinentes asuman su responsabilidad en la protección de esta especie.

El linaje único de estos gatos monteses mediterráneos merece seguir existiendo y muchas personas que lean estas líneas estoy seguro que quieren que lo siga haciendo. Una especie que cumple un importante rol en nuestros ecosistemas mediterráneos regulando superpoblaciones de pequeños mamíferos y de otras presas aportando equilibrio además de todos los criterios estéticos y éticos que se pueden argumentar para conservarlos. Nuestros especialistas invitan a todos los lectores a leer, documentarse y profundizar en la fascinante biología de estos maravillosos animales, colaborar en proyectos de colaboración y ciencia ciudadana, aportando datos al censo nacional, etc.

Los gatos monteses no dejan de ser una pieza más, un magnífico representante de la rica biodiversidad que es necesario, que es justo que es responsabilidad de todos conservar. Se ha de cumplir toda la legislación vigente porque para eso está y porque merece mucho la pena conservar lo que aún tenemos de naturaleza.

Nos podemos considerar unos privilegiados por poder disfrutar todavía de la compañía de estos increíbles animales en este mundo y debemos concienciarnos y exigir a nuestras administraciones que se encarguen de una vez por todas de llevar a cabo lo que sea necesario para conservarlos.