Verdadero Ecoturismo. Cuidado con las etiquetas

Por Alfonso Polvorinos

Mucho se viene hablando del ecoturismo de un tiempo a esta parte, pero este término de moda corre el riesgo de convertirse en manoseada etiqueta si no se respetan los principios básicos del concepto.

Me atrevería a decir que ha sido en los últimos cuatro años cuando la palabra ecoturismo se ha hecho un hueco notable en el sector turístico español, representando ya el 6% (Fuente: Secretaria de Estado de Turismo, SET) de un sector que en España es especialmente relevante, con sus 83 millones de turistas anuales. Un país en el que históricamente ha prevalecido la cantidad frente a la calidad, ve como está irrumpiendo una pata del turismo donde debe primar la calidad frente a la cantidad. Y eso que de cifras no flaquea. Más de 15 millones de visitantes anuales solo en los 15 espacios que actualmente conforman la Red de Parques Nacionales de España.

La observación respetuosa de la naturaleza es una característica diferenciadora del ecoturismo. Foto Alfonso Polvorinos.

El ecoturismo es el producto turístico que porcentualmente más crece en el panorama internacional, a un ritmo del 5-20% de crecimiento anual según la mayoría de las fuentes y hasta el 30% según las más “generosas”. Un término que ha llegado para quedarse, alentado sin duda por la extraordinaria relevancia que a nivel europeo representa la naturaleza española. El país con la mayor biodiversidad del continente, el de mayor % de superficie englobada dentro de la Red Natura 2000, el mayor número de endemismos del viejo continente, etc. y una larga lista de medallas en el pódium de la naturaleza mundial.

El ecoturismo se ha instalado en el vocabulario cotidiano como también lo hiciera el turismo sostenible. Dos términos que van de la mano, pues es en el turismo de naturaleza, por el valor intrínseco del recurso principal sobre el que se sustenta, la naturaleza, donde el compromiso con la sostenibilidad ha de ser más patente. Sin fisuras. Y ahí puede radicar un problema de base en el que confluyen otros términos como conservación, responsabilidad, buenas prácticas, desarrollo local… vamos a afinar un poco más.

Aunque el origen del término ecoturismo data de inicios de los años 80 (atribuido por primera vez al mexicano profesor Ceballos), en España la palabra ya comenzaba a “circular” en la década de los noventa como sinónimo de turismo verde, si bien lo hacía como término paraguas en el que cabía todo lo que se ajustaba o podía ajustarse a ese color (agroturismo, turismo activo, turismo de aventura, turismo rural, turismo alternativo, etc.). El color verde confería, eso sí, cierto compromiso bien con la parte.

En 2005 la SET pone sobre la mesa un Plan de Impulso al Turismo de Naturaleza que puede considerarse el pistoletazo “oficial” del término en nuestro país. No es hasta 2011 cuando, desde el Ministerio de Medio Ambiente (el entonces MAGRAMA), se lanza el Plan Estratégico del Patrimonio Natural y la Biodiversidad (RD 1274/2011). En él se habla de Turismo de Naturaleza y se apunta la necesidad de un plan sectorial específico, que llega en 2014 (Plan Sectorial Turismo de Naturaleza y Biodiversidad; RD 456/2014). A diferencia del anterior, éste se realiza desde el necesario maridaje entre Medio Ambiente (MAGRAMA) y Turismo (MINETUR). social (población local, territorio, productos locales, etc.) o bien con la parte medioambiental.

Un avance importante que el dinamismo lógico de cualquier concepto trabajaría en años sucesivos para depurar el ecoturismo/turismo de naturaleza como tal, y desgranarlo del cajón de sastre del turismo activo. Y en esas andan en estos momentos en las administraciones públicas, en separarlo claramente a nivel conceptual (esto parece que está más conseguido) y a niveles legales, formativos, etc. Porque el ecoturista es diferente a un turista activo y por ese motivo la preparación, cualificación y seguros de una empresa o profesional del turismo de naturaleza, no deben ni pueden ser los mismos que en una empresa de turismo de aventura. Son públicos diferentes y “riesgos” diferentes. Ambos clientes buscan cosas diferentes y su motivación para planificar el viaje es muy distinta. Simplemente cambiando la preposición se puede entender bien la diferencia. Una cosa es el turismo EN la naturaleza y otra distinta el turismo DE naturaleza. El ecoturismo se sinónimo de esta última.

Desde 2016, gracias a las diferentes ediciones del Congreso Nacional de Ecoturismo y de eventos especializados como natureWatch (encuentros de turismo de observación de la naturaleza), se va dibujando el camino correcto y apuntalando la hoja de ruta del producto ecoturístico. De hecho no es hasta noviembre de 2016, en el I Congreso Nacional celebrado en Daimiel, cuando se establece la definición oficial de ecoturismo en España (Declaración de Daimiel) como “el viaje a un área natural para conocerla, interpretarla, disfrutarla y recorrerla al tiempo que se aprecia y se contribuye de forma práctica a su conservación, sin generar impactos sobre el medio y repercutiendo positivamente en la población local”.

Aquí es donde entran en juego tres términos: turismo de naturaleza, turismo responsable y turismo sostenible que a menudo se confunden. El primero es un producto turístico, el segundo tiene que ver con la forma de realizarlo y el tercero no es ningún tipo de turismo sino la meta de todos, ya sea gastronómico, de golf, cultural, sol y playa o, con mayor motivo, el ecoturismo. ¿El objetivo? Realizar ecoturismo de forma responsable para que sea sostenible.

A la par que el ecoturismo se iba abriendo hueco en España, comenzaban a proliferar empresas (trabajadores autónomos en muchas ocasiones), productos y actividades asociadas a este tipo de turismo. El fenómeno de la fotografía de naturaleza es un claro ejemplo. A la gran afición que el público muestra por esta actividad en los últimos años se corresponde casi exponencialmente el número de hides de fotografía y empresas que los comercializan a lo largo y ancho de la piel de toro. Casi cada especie animal tiene un hide específico.

Y en la proliferación de empresas de turismo de naturaleza es donde la calidad debe imperar, máxime cuando de conservar la naturaleza se trata no nos olvidemos. El turismo de la biodiversidad es sobre todo un turismo de conservación. Y aquí no todo vale. Los ecoturistas deben autoexigirse las Buenas Prácticas como un dogma desde que salen de casa. Incluso sin salir de casa, con el consumo eficiente de los recursos, ahorro energético, eliminación del uso de plásticos, etc. Y las empresas deben hacerlo a nivel profesional como un requisito no solo ético o moral, sino imprescindible. El Verdadero Ecoturismo ha de ser innegociable.

Regresando al concepto de Ecoturismo de la Declaración de Daimiel, además de dejar clara la motivación del viaje
en las primeras líneas y el componente interpretativo (hay que dar al guía toda la importancia que tiene, que es mucha), quizá la parte más imprescindible de la definición, en mi opinión, sea la que habla sobre “… contribuir de forma práctica a su conservación sin generar impactos sobre el medio…”. Esto marca la diferencia con otros productos turísticos; mientras en todos los tipos de turismo repercutir positivamente en la población local debe ser una máxima común, es en el turismo DE naturaleza donde “Conservación” y “Sin impactos sobre el medio” debe ser requisito ineludible.

La observación y el estudio de las especies, también se ven beneficiadas por el ecoturismo. Foto Alfonso Polvorinos

Imprescindible en una empresa que basa su actividad profesional en un recurso como la naturaleza. Hay que predicar con el ejemplo y ser los primeros en devolver a la naturaleza lo que nos cede para poder ganarnos la vida, y con ello al territorio (espacio natural protegido o no protegido) y a sus habitantes, que son los garantes para que los recursos naturales sigan ahí, a disposición de profesionales y visitantes. ¿Cómo? Destinando un % de la facturación a proyecto conservación y compensando la huella de carbono generada, por ejemplo. Desde el punto de vista profesional, si una empresa no practica Verdadero Ecoturismo contribuyendo activamente a la conservación y sin generar impactos sobre el medio, es una empresa de salidas al campo pero no una empresa de ecoturismo. Cuidado con las etiquetas…

Alfonso Polvorinos
Es biólogo, dedicado al ecoturismo desde 1989. Director de la revista multimedia elecoturista.com Revista pionera especializada en ecoturismo y turismo de naturaleza responsable desde la que, como medio de divulgación, se practica un Verdadero Ecoturismo.